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Chozos o guardaviñas

Estos elementos constituyen una muestra de la arquitectura popular riojana de finales del siglo XIX y son construcciones de una sola planta, generalmente de forma circular y con una falsa cúpula como remate y cierre, ubicados junto a los cultivos. Los guardaviñas se empleaban para vigilar los viñedos, como su propio nombre indica, y para servir de refugio a los agricultores en función de las inclemencias del tiempo.

La mayoría de los guardaviñas que se han conservado se localizan en la Rioja Alta, especialmente en la Sonsierra, Cenicero y San Asensio.

Del resto de localidades hay que reseñar los seis guardaviñas restaurados en 2000 en Abalos, de nombre El Prado, Periguita, El Portillo, La Recilla, Centenales y Gallocanta. Otros siete se conservan en Briones, destacando el de La Fuente, la Choza Jimeno y la Choza del Monte.

Finalmente, otro guardaviñas se encuentra localizado en Briñas.

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